En marzo de 1998 se presentó un modelo especial que se basaba en la versión cupé del WRX STI Version V, el 22B-STI. Como su propio nombre indicaba, esta versión montaba un motor bóxer de 2.2 L y desarrollaba una potencia máxima de 280 CV y un par de 362.6 Nm.
El mayor atractivo de este modelo era su diseño, presidido por los anchos pasos de rueda que le daban un aspecto muy similar al del coche de rallies. Su producción se limitó a 400 unidades e incluso a pesar de su precio de 5 millones de yenes, se convirtió en el carro soñado por todos los aficionados al motor.
De forma paralela al desarrollo del 22B-STI, también se introdujeron muchas mejoras en la gama WRX convencional, que resultaron en el STI Version V de septiembre de 1998. Éste recibía nuevos aditamentos aerodinámicos, un nuevo sistema de ABS de corte deportivo y otras mejoras, pero todo ello manteniendo su potencia de 280 CV y el par de 352.8 Nm. Esto no hizo sino demostrar que el chasis estaba alcanzando su límite.
En septiembre de 1999 se lanzó el STI VI, el último STI basado en la plataforma GC. Se le añadió un spoiler frontal, se rediseñó el plano de su aleron trasero y se introdujeron nuevas llantas de aleación de 16 pulgadas. El modelo RA de competición integraba los retrovisores en las puertas y, para reducir el peso, se estrecharon las ventanas traseras del cupé.
Tras el STI VI se decidió pasar el testigo a una nueva generación del Impreza, el GD. Durante ocho años, el Impreza había evolucionado sin alterar las formas básicas de su carrocería.
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